Paloma Chen: “El restaurante chino es un lugar de resistencia”
Paloma Chen se crio entre rollitos de primavera, arroz tres delicias y pollo agridulce, en el restaurante Chinatown de Utiel (Valencia). Sus padres habían migrado de la región china de Wenzhou en los años 80, como muchos otros familiares y compatriotas, y ella ya nació a orillas del Mediterráneo. Fue una de esas niñas que primero juegan, dibujan y hacen los deberes en las últimas mesas del negocio familiar, para luego, ya adolescentes, empezar a echar una mano controlando la caja o sirviendo las mesas. En el Chinatown, el menú del día costaba 7,50 euros. “Entiendo los restaurantes y los bazares chinos como espacios de resistencia”, dice, “son lugares donde las familias migrantes tratan de prosperar y donde se reproducen los falsos estereotipos: lo chino como sinónimo de suciedad y cutreza”. A este tema dedicó su trabajo de fin de grado, titulado Crecer en un chino.
[Entrevista completa de Sergio C. Fanjul en El País]